
Contemplando el espejo descubro una persona adicta, incapaz de vivir sin su droga. Solo necesita eso, o un poco de eso. Bien sabemos que ese "poco" no será suficiente para calmar su avidez.
El drogadicto camina por un callejón desolado, mientras su mente es dominada por un pensamiento : "Soy un esclavo, un esclavo de los narcos". Solo lo afirma, no se queja; le gusta, y mucho.
Detiene su caminar y medita. Colisión de ideas; "Ningún exceso es bueno", "Si muero, moriré feliz"..
 
 
 
te cojo bau.6384.